Siempre nos hemos preguntado cual sería el origen de ésta ancestral tradición y dadas las fechas en que nos encontramos, quizás sea el momento de conocer éste hecho que quizás nos pueda sacar de dudas o arrojar algo más de luz sobre la tradicional fiesta del primer viernes de marzo. Aunque tales dudas no se disipen del todo y sin confirmar pero tampoco desmentir dicha historia, sirva al menos como curiosidad o quien sabe si, como decía el título de la entrada, el comienzo de esta práctica.
Cuenta una leyenda del siglo XVI, que una monja cada noche entraba en la Iglesia y se postraba a los pies de la Imagen de Jesús Nazareno, al que rezaba sus plegarias y renovaba su juramento de fe.
Tales visitas se prolongaron durante 33 años repitiéndose noche a noche. Una mañana la religiosa cayó enferma de una dolencia que no le permitía levantarse por lo que, como no podía acudir a la Iglesia, invocó a Jesús diciendo:
"Señor, si pudiera verte, qué feliz fuera
quiero mirarte un momento
mirarte y quedarme muerta"
La monja, apenas había terminado de decir éstas palabras, se iluminó su celda y surgió la figura de Jesús, quien venía para acompañarla esa noche. Más cuando se retiraba empezó a llover con tal fuerza que la monja la dijo:
"Jesús no salgas
¿cómo ha de mojar la lluvia tu sacrosanta cabeza?
nada tengo que ofrecerte
mira cuan pobre es tu sierva,
pero toma éste rebozo
de mi santo amor en prenda
y que te envuelva y te cubra
mientras bajas a la Iglesia".
Esa misma mañana, las demás monjas encontraron a la hermana muerta mientras les llegaba la noticia, por el Sacristán, que aquel Nazareno tenía sobre sus hombros el rebozo de la hermana muerta.
Desde entonces, el primer viernes de mes de marzo, día en que ocurrió el suceso, es costumbre rezarle a la Imagen pidiendo alguna gracia con la siguiente invocación:
" Si ante el Señor del rebozo
33 credos se reza
de tres gracias que le piden
una gracia nunca niega".
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