LA REGLA. 1667.



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Reverso.

La Santa Regla, es el documento histórico más antiguo e importante con el que cuenta la Cofradía. En sus 18 capítulos y 48 páginas (contando la portada y la contra), se recogen las primeras ordenanzas por las cuales se regía la Hermandad en los primeros años de su existencia.
La portada del libro -original de la época-, es de pergamino y en su reverso a modo de introducción se citan al que hasta el momento está considerado como el primer Juez D. Francisco de Olivares Sotomayor, además de José Correa como el primer Mayordomo de la misma, la primera fecha a la que se hace referencia (8 de abril de 1667), o el autor de dicho documento Cristóbal Arce de Herrecuelo.


Página Nº 1.


Es en la primera página donde en un recuadro muy dibujado, enmarcado en columnas estriadas y sobre el arquitrabe, se puede leer con letras grandes muy bien dibujadas:

"EN EL NOMBRE DE DIOS TODOPODEROSO Y DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, PADRE HIJO Y ESPÍRITU SANTO, TRES PERSONAS DISTINTAS Y UN SOLO DIOS VERDADERO. EL CUAL NOS REDIMIÓ CON SU SANTÍSIMA SANGRE, LA CUAL POR LIBRARNOS DE LA MUERTE, DERRAMÓ EN SU PASIÓN SANTÍSIMA. A QUIEN TOMAMOS POR ABOGADA EN TODOS NUESTRO HECHOS Y SEA NOTORIO A TODOS LOS VIVIENTES..."


Página Nº 2.
Página Nº 3.


Antes de entrar en materia y como algo importante a reseñar es la referencia a la que se hace alusión en la segunda página, en cuanto a la fecha de REFUNDACIÓN de la Cofradía se refiere. Así se dice textualmente:

"...y viendo lo susodicho, nosotros los Cofrades y Hermanos de la Cofradía intitulada pasión de Jesús Nazareno, NUEVAMENTE FUNDAMOS y agregamos a la Cofradía de Nuestra Señora de Las Angustias y Soledad de esta Villa de La Banieza..."

Página Nº 4.
Página Nº 5.

Entrando ya en lo que a los 18 capítulos se refiere, en las páginas 4 y 5 se refleja "como se ha de  gobernar" uno de los acontecimientos más importantes con los que cuenta la Hermandad, la Procesión de Los Pasos.
Es de resaltar la importancia que los primeros Diputados y Hermanos de la Cofradía daban a ésta Procesión, incluyendo en éste primer capítulo, el modo de hacerlo. 
De igual forma se puede entender que la Cofradía ya contaba por aquel entonces con algunos Pasos, o como se cita en el propio capítulo "Insignias de la Pasión de Nuestro Señor...".


Página Nº 6.

Página Nº 7.



La página Nº 6, corresponde al segundo capítulo, el cual nos habla de la indumentaria que todo Hermano cofrade debe garantizarse "para la Procesión de los Nazarenos" y que estará compuesta por "...túnica negra de olandilla, cruz y lo demás necesario...".
La siguiente reflexión que se hace en éste apartado, corresponde a los Hermanos que deseen hacer algún tipo de penitencia, como por ejemplo ir descalzos o "con soga al cuello", sin que por este motivo descuiden el llevar la Cruz a cuestas.




Página Nº 8.

Página Nº 9.
El capítulo tres, empieza a redactarse en la página siete, continua en la ocho, y se da por concluido en la nueve.
A lo largo del mismo se establecen los mandatos a seguir para todo aquel que quiera pertenecer a la Cofradía, imponiendo como norma a los Oficiales y demás miembros de la misma, que "...ninguno sea poderoso para meter a ninguna persona, sino que en Cabildo General..." se tome dicha decisión y se establecen multas para todo aquel que no siga las normas.
La redacción continúa y hace una nueva alusión a la indumentaria que todo Cofrade debe procurarse para la Procesión de los Nazarenos.



Página Nº 10.

Página Nº 11.


En la página nueve ya comenzaba el capítulo cuarto, el cual nos hace alusión al modo de "velar a los Hermanos enfermos o difuntos", aunque su redacción se completa en las siguientes páginas diez y once.
Éste capítulo es una constante a lo largo de la historia en prácticamente todas las hermandades penitenciales, dando una gran importancia al cuidado y atención a quienes en el lecho de muerte, necesitan los cuidados y atenciones de sus Hermanos, estableciendo nuevas multas para aquellos que no lo cumplan. 



Las siguientes cinco páginas (capítulos cinco y seis y páginas 12, 13, 14, 15 y 16), tratan y ahondan aún más en el capítulo anterior, en cuanto a la forma se refiere, aunque no en el fondo. En las dos primeras se habla del "orden" y el como obrar en el entierro de los Cofrades difuntos y en las dos siguientes en la "forma que se ha de tener" en los mismos, dejando para la página 16 el comienzo del siguiente capítulo.


  

                         
                           
                             Página Nº 12.



Página Nº 13.


Página Nº 14.

Página Nº 15.
 









                   




Página Nº 16.



Página Nº 17.
El comienzo del séptimo capítulo nos viene do en la página 16. Aunque suponemos que en los comienzos de la Cofradía los Hermanos no fueran muchos, el tema de las enemistades entre éstos debía estar a la orden del día y dicho capítulo trata de como obrar por parte del Juez y Oficiales en el caso de que así ocurra, implicando también a los demás miembros de la Hermandad para cuando éstas se produzcan, poniendo los medios para que dichas enemistades queden subsanadas.
Al igual que en otras ocasiones, las multas para quien "...así no lo hiciere...", quedan estipuladas y ordenadas.



Página Nº 18.


La obediencia a la figura del Juez, era algo muy tenido en cuenta en los primeros años de la Cofradía y no en vano si algún Hermano o Hermana desobedecía los mandatos de éste, pagará la multa correspondiente "...sin remisión...".
Así reza el octavo capítulo en su página 18, refiriéndose muy especialmente al modo de asistir a los entierros de los Cofrades.
De esta forma se da importancia a estos actos ya que además se asistía con "insignias" y demás enseres de la Cofradía.
Se refuerza como en casos anteriores y casi como una constante, el comienzo de los capítulos con encabezado "...Y te ordenamos...", lo que implica un imperativo de obediencia casi constante.




Página Nº 19.

Página Nº 20.
Empezando de la misma forma, el capítulo siguiente y ya en las páginas 19 y 20, nos indican las obligaciones que fundamentalmente los Diputados deben tener y contraer cuando son elegidos como tales en el cumplimiento de sus funciones.
Se resalta y así se titula el capítulo, la forma de asistir a la llamada del Juez, para cuando éste ordena juntar a los Diputados para "...tratar y conseguir algunas cosas de la Cofradía...", procurando justificar la ausencia por causa mayor, no estando en La Bañeza o si "...estuviera enfermo...".





Página Nº 21.

Página Nº 22.

El capítulo 10, inscrito en la página 21, corresponde a uno de los puntos quizás más importantes sin desmerecer al resto.
La festividad del "Día del Triunfo" está instituida como tal y se viene desarrollando a lo largo de la historia como contempla la Santa Regla.
Se han ido introduciendo algunos cambios destacando como el más significativo el de la fecha de celebración.
Sin ir más lejos, en la propia Regla ya se añadieron algunos, con anotaciones al margen como por ejemplo el de la presencia del Santísimo en la Capilla, una vez que ésta fuera construida y otros que veremos.

Ver página dedicada al TRIUNFO.



Página Nº 23.


Página Nº 24.


Al finalizar la siguiente página, concretamente la número 23, da comienzo el capítulo 11, el cual ordena y manda otro punto muy importante en el seno de la Hermandad.
La toma de cuentas y por tanto la renovación de los cargos, ya se adopta en los primeros tiempos y así se manda bajo una de las penas o multas más contundentes que advierte la Santa Regla.
La figura del Mayordomo cobra una gran importancia, pues bajo su gestión se administraban las "...rentas, limosnas y bienes..." que tuviera la Cofradía.





El capítulo 12 aborda mas profundamente el tema de la renovación de los cargos, aludido muy por encima en el capítulo anterior y deja muy claro como se debe realizar, convirtiéndose de esta forma en otro de los capítulos importantes.
En la fechas en que se redacta la Santa Regla, éste nombramiento se realizaba el Día del Ángel de la Guarda, juntándose en Cabildo los Diputados y Hermanos de la Cofradía, procediéndose también al nombramiento del Juez  y demás Oficiales.
Los que no aceptaran el cargo, debían por aquel entonces, pagar la multa estipulada, lo cual suponía casi una obligación para los propuestos.

 

                
                                    
                                     Página Nº 25.


            
            Página Nº 26.

        
            Página Nº 27.




















Página Nº 28.

Página Nº 29.


El capítulo trece, enmarcado dentro de la página 28, aborda un tema, que podríamos decir un tanto espinoso, en cuanto a las consecuencias se refiere.
Si ya en el séptimo capítulo de la Santa Regla se abordaba lo tocante a las desavenencias entre los Hermanos, en éste se nos muestra la contundencia a tener cuando se produzcan desobediencias por parte de algún miembro de la Hermandad, ya fuera del Cabildo o Hermano de Fila. Además de la pena estipulada, el Hermano podía llegar a ser expulsado de la misma, dependiendo de la gravedad y de la reiteración de la misma.


Existe en las Cofradías en general y en la nuestra en particular, una figura que en muchas ocasiones pasa desapercibida, pero que desde tiempo inmemorial y en el capítulo 14 de la Regla ya viene reflejada.
Es la figura del pedidor, la cual se nos presenta como un cargo más a la hora de hacer la Procesión de los Nazarenos, con sus normas y quehaceres propios y establecidos.
Este capítulo además, resulta muy interesante ya que nos profundiza aún más en la indumentaria de los Hermanos, de la cual ya se habló en el Capítulo dos, pero de una forma un tanto somera.
                          
                            
                           Página Nº 30.

            
              Página Nº 31.
         
           
            Página Nº 32.


















En el capítulo 15 ocurre nuevamente un hecho que anteriormente no comentamos y es la falta de texto, que por razones que de momento desconocemos han desaparecido aunque cabría resaltar que lo que falta es solamente el texto, ya que la página es la original y no se aprecian restos de manipulación en cuanto a que se hayan sustraído.
A pesar de este hecho, las dos últimas páginas de las cuatro que componen el capítulo, nos hablan nuevamente de ciertas obligaciones que los Cofrades asumen por el mero hecho de serlo.
Aún estando ausentes, los Cofrades tienen la obligación de decir las misas correspondientes por los Hermanos fallecidos y si no fuera así, a ellos se les tratará de la misma forma y manera cuando a él le llegue su hora.


                    
                       Página Nº 33.
   
  Página Nº 34.
   
Página Nº 35.
   
   Página Nº 36.



















Página Nº 37.



Bien podríamos decir que la figura del Corredor, a la que está dedicado el capítulo 16, podría semejarse a la que en su día conocimos como Ermitaño o persona que se encargaba del cuidado y arreglo de la Capilla.
En éste capítulo se recogen las ordenanzas del Corredor, el cual en aquella época más bien tenía la obligación de hacer saber a todos los miembros de la Hermandad los actos, entierros, Misas, fiestas y demás órdenes del Juez y Oficiales.
Era también la persona encargada del aviso a los Oficiales para la celebración de los distintos Cabildos que el Juez proponía.





Página Nº 38.

Página Nº 39.

Nuevamente aparecen los Hermanos enfermos dentro del capítulo 17, lo cual nos vuelve a dar una idea de la importancia, el cuidado y el seguimiento para dichas personas por parte de la Hermandad.
Pero es muy a destacar de igual forma en éste apartado, el respeto para con Nuestro Señor. En un primer momento "Santísimo Sacramento", aparece en rojo y se resalta y explica como "Verdadero  Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo". Al final de la hoja, se le adjetiva como "Divina Majestad" y termina dicho capítulo nuevamente con "Santísimo Sacramento" y otra vez en color rojo.



Página Nº 40.

Página Nº 41.

El último capítulo empieza en la anterior página 39, pero su desarrollo nos viene dado en la siguiente. Un aspecto importante a reseñar es el ya tenido en cuenta por nuestros predecesores, los cuales sabían de antemano que las cosas podían y tenían que cambiar con el paso del tiempo.
Esta forma de obrar, ha sido una constante a lo largo de la historia de la Cofradía y se ha pretendido, como muy se refleja en este apartado, que el Cabildo tenga la potestad de adaptar las normas internas a los nuevos tiempos, "...añadiendo o quitando capítulos, porque puede suceder...", pero con la autoridad del Señor Obispo de la Diócesis.
Las últimas frases, son nuevamente para resaltar en rojo a Nuestro Señor y que todo está supeditado a su servicio "...Amen, Jesús, María y José", añadiendo además su Santísima Pasión.



Página Nº 42.

Página Nº 43.




La redacción de los capítulo quedaría concluida hasta este momento, dejando las dos siguientes páginas para la aprobación, de las normas de la "Santa Regla" por parte del Señor Obispo de la Diócesis, quien las aprueba el 14 de Junio de ese mismo año de 1667 en la ciudad de Astorga.








Las ya dos últimas páginas pueden servirnos muy bien de ejemplo para esa adaptación a los nuevos tiempo antes mencionada. En ellas se puede leer como a modo de nuevo capítulo se incorpora el mandato y obligación que los Hermanos tienen de asistir a una Misa el segundo lunes del mes.
Las hojas que finalizan con la aprobación por parte del Cabildo de éste punto, no contienen fecha alguna, pero como ya explicamos en el apartado de "La Historia: La Capilla", se apunta como ésta no estuvo finalizada hasta los años 1669-70, por lo que se entiende como un añadido, una vez que la misma estaba construida.



                         

                       
                     Página Nº 44.

            
         
           Página Nº 45.

             
            Contraportada























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